Stephanie, arquitecta, representa la culminación de los dos mundos, el occidente y el oriente, la ciencia y la religión, la noche y el día. En sus ojos y más allá de su sonrisa se abre toda la esperanza del ser humano: ‘pensar fresco’ y lo repite una y otra vez ‘pensar fresco’. Con gente así es fácil vislumbrar un futuro mejor.